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No culparse de lo que una siente, no lo elegí. Aceptarlo porque la mayoría de las veces es algo bonito eso del sentir... ¡Vaya, resulta que soy otra animala en este planeta!
Me gusta bailar, me gusta saltar los pasos de cebra, me gusta correr cuando el semáforo se pone en rojo y gritar a mis compas "correeed insesatooooos!!". A veces no me siento del todo segura, siento miedo y desconfío; mis pensamientos enseñan los dientes. Es posible que me equivoque, es posible que rectifique. En el día a día parece tan sencillo acostumbrarse a una misma...
Y aún así, ¿por qué sentirme criminal echando de menos a alguien? ¿Por qué esa tendencia a evitarlo en vez de reconocerlo y aceptarlo? Esta morriña o tristeza del estar lejos me parece una experencia maravillosa; a veces me gustaría poder llorarte como si de una película se tratase para asegurarme un final romanticón y feliz, pero generalmente me tumbo y me dan ataques de risa.
Y vaya que no, que creo que no me da la real gana olvidar este recuerdo tan bonito que tengo de ti. Y vaya que no, que no puedo sentirme mal por ello.
Hay tantos, tantos, tantos, tantos peces en el agua... Y tú eres precioso incluso si no me sigues la corriente.