Más allá de las experiencias
negativas, más allá de las palabras que duelen, más allá de la paranoia
colectiva, los gestos antipáticos o la falta de amor… Más allá del bien y del
mal, está el propio miedo. Porque el miedo anula la voluntad. Las emociones y
razones que me conforman se nublan y esconden cuando hay miedo y me siento
sola. Ese miedo que forma una máscara y no da lugar a mi voz.
Y hay personas tontas y personas muy
listas, personas que sin querer o queriendo infunden miedo. Personas que son
estrategas del miedo y personas que contagian sus propios miedos. Miedo.
Autoridad que propaga miedo. Cuerpos que son instrumento del miedo. Billeteras
con miedo. Y “esta va a ser la última vez”.
Y al final del miedo, al fondo del
pozo con fondo… La mano que tiende, la sonrisa que anima, las palabras
sinceras, los actos improvisados, la voz amiga… Nuestro amor, nuestro caminar.
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